Noche y Día / Veracruz: el último día.

Por Sergio González Rodríguez.

En Veracruz, como en muchas partes de la República mexicana, el imperio de la ley fue suplantado por el imperio del crimen. La figura del policía-sicario o el sicario policía ha terminado por emblematizar la degradación institucional. Día tras día, bajo tal drama, las personas viven en una zona fronteriza entre el miedo y la desesperación. El mundo invertido respecto de las normas fundamentales de convivencia.

      ¿Cómo enfrentar dicha adversidad? La exigencia del restablecimiento de un Estado de derecho atraviesa por una pluralidad de registros, que en lo cultural reviste una importancia decisiva: sólo a través de perspectivas estético-artísticas de gran calidad se puede aspirar a rebasar la denuncia convencional, casi siempre asfixiada por la saturación de noticias alarmantes, imágenes y datos que compiten unos contra otros en el mercado global de las comunicaciones. Urge el equilibrio necesario entre afecto y reflexión.

   Este es el caso de las fotografías de Koral Carballo (1987), originaria de Poza Rica, Veracruz, quien ha construido una versión personal para registrar la tragedia cotidiana de vivir en un territorio donde la negatividad y la destrucción imperan bajo el formalismo político. La propuesta de la fotógrafa rompe con los esquemas del fotoperiodismo, en el que se formó, y expresa una metáfora del Apocalipsis cotidiano que colinda con el entendimiento de lo atroz en su amplitud filosófica.

   La serie de fotografías que Koral Carballo titulada “El último día del mundo” expresa lo que ella, como persona y como artista, ha reflexionado sobre la violencia que ha vivido y atestiguado de los demás, su impacto integral en lo público y lo privado. Las imágenes dan cuenta a su vez de “las pesadillas que uno sueña a consecuencia de ver escenas violentas”, y refiere “la necesidad de hablar sobre la violencia, en un lugar como Veracruz donde esto está prohibido”.

   ¿De que habla “El último día del mundo”? De la sangre en ríos o en estanques, cuyo color se incorpora a la naturaleza y se refleja en las texturas vegetales o minerales; del cuerpo animal o humano estragado por la agresión del entorno; del signo lunar que se lee como un presagio turbio; del reposo de la carne que resulta indistinguible de lo vivo o lo muerto; del claro en la selva que emite una atmósfera ominosa donde la tierra adquiere la connotación de la ceniza mórbida; del perfil de un suburbio a medio construir que se levanta entre el humo de un incendio en la maleza; de la vigencia mítica del rostro de una muchacha y su cabellera promisoria al viento. O bien, habla de la toma de piedras enjauladas que suscita la idea del sojuzgamiento de lo natural.

   Koral Carballo reinventa la malignidad del contexto histórico y lo transforma en sustancia compasiva donde el acoso de la violencia pasa a ser potencia no sólo figurada, sino verbalizada de la meditación, la salmodia, el grito y la palabra que contradicen el silencio que los bárbaros, producto de la connivencia entre política y delito, quisieran imponer a las personas. Palabras para entrever; imágenes elocuentes en su instantaneidad.

   A diferencia de una tendencia habitual entre artistas y escritores que buscan una retórica encendida para reflejar la crueldad, el abuso, la injusticia, las agresiones, lo cual termina por anular el contenido que se quiere realzar, ya que todo añadido a lo contundente-real resulta superfluo, Koral Carballo elige la exactitud cuyo esmero proviene de la lucidez y la sincronía eficaces ante el objeto/sujeto retratado, ya sean situaciones, escenarios, personas.

   Koral Carballo forma parte de la gran renovación fotográfica en México, que se caracteriza porque sus imágenes, vistas por el espectador, modelan tanto lo inscrito en cada fotografía como el modo en el que el espectador se ve afectado por la mirada estético-artística que, a su vez, regresa a la realidad: las imágenes contagian, enriquecen y surten nuevas percepciones y conceptos. Así, la literalidad está excluida en tanto estrategia visual.

   En esta fotografía emergente se trasciende el ingrediente simple del testimonio para abrir la imagen a elaboraciones que concitan distinción del objeto-sujeto retratado (incluso los hechos cobran entidad personal), aspectos relacionales, marcos perceptivos, reflexiones de sí y perplejidades: los puntos de fuga de la imaginación que están destinados a los espectadores, y que antes la fotógrafa examina y expone.

   Por lo tanto, lo testimonial adquiere el valor aditivo de verse libre de lo causal para ofrecer un factor expansivo de interpretación y conjetura. La función de la imagen se vuelven compleja o desprovista de la sola dinámica estímulo-respuesta, que tiende a ser común para la esfera audiovisual de la ultra contemporaneidad. El resultado aquí son imágenes pensantes.

   Koral Carballo representa una indeclinable voluntad creadora y su admirable significación crítica. Un ejemplo a seguir en medio de la barbarie.

Koral Carballo

Koral Carballo ( b. Poza Rica, Veracruz, Mexico in 1987) She tells stories related to identity, violence and territory; dissolving frontiers between photojournalism and visual arts. She began her career as a photojournalist in 2009 and in 2016 she decided to leave the local media to investigate her own long-term projects. She is currently working as a photojournalist, documentary photographer, visual storyteller and freelance artist.
Website via Visura

Koral Carballo is integrated to:
Visura site builder, a tool to grow your photography business
Visura's network for visual storytellers and journalists
A photography & film archive by Visura
Photography grants, open calls, and contests
A newsfeed for visual storytellers